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lunes, 2 de enero de 2012

SERGIO NOE - EL PARAGUAYO Y SU RESPONSABILIDAD ANTE LA FUNCIÓN PÚBLICA. APUNTES SOBRE EL PODER



EL PARAGUAYO Y SU RESPONSABILIDAD ANTE LA FUNCIÓN PÚBLICA.

APUNTES SOBRE EL PODER

Artículo de SERGIO NOE



No puedo empezar el 2012 sin expresar mis opiniones sobre la idiosincrasia del paraguayo con respecto a la función pública. Es notable, como el paraguayo tiene un típico comportamiento ante los bienes públicos, alimentados quizás por cuestiones culturales, históricas y sociales.

Por Sergio Noe.





UN FUERTE PASADO HISTÓRICO

El uso comunitario de los bienes quizás tenga un fundamento antropológico en la cultura tribal, procedente de los pueblos guaraníes, donde todo se comparte en familia o entre parientes. 
Otra explicación en el uso de lo público como propio, sin conciencia de lo ajeno, quizás tenga respuesta en la herencia del régimen stronista, donde es tradición que los bienes estatales quedan administrados en manos de una dinastía o un círculo de beneficiados, donde el poder despótico, que incluso se controla así mismo, fundamenta el uso discrecional e indiscriminado de la riqueza pública. 
Socialmente y antropológicamente, este régimen autoritario, desestimuló la crítica y la denuncia (ante métodos violentos de tortura) y fomentó el miedo a la denuncia, ya que tampoco existían (o existen en la actualidad) garantías jurídicas ante la delación de un delito contra la cosa pública, del mal uso de los bienes administrados por terceros. 
Quizás, esto explica en parte, porqué el paraguayo no está acostumbrado a ser “económico” y “responsable” con la “res publica”, con el patrimonio que le pertenece a todos. 


¿DINERO PÚBLICO O DINERO PROPIO?

Finalmente, no logro entender porqué el paraguayo, que trabaja en la función pública, no tiene la mentalidad de que la "cosa pública" no es suya.
El paraguayo no parece tener muy claro que su patrón es el “pueblo”. Además, hay una enraizada mala costumbre de utilizar la "cosa pública" como "propia".
Encima, cuando se quiere pedir que se dé cuenta del uso de lo "ajeno", cuando se intenta indagar en los detalles de la utilización de los fondos públicos, cuando se quiere saber qué pasa con la “res publica” -ese bien que legítimamente le pertenece a todos-, los “funcionarios públicos” se enojan, inmediatamente se “molestan” por los cuestionamientos en el uso del dinero del Estado.


RENDICIÓN DE CUENTAS

“¿Qué se hizo con este dinero público?” Esta es una de las preguntas más temidas del poder. 
Aunque se rinda cuentas “oficialmente” para cumplir con el “deber”, los detalles del consumo no quedan siempre claros. 
Y si continúan los cuestionamientos para saber exactamente el destino de los fondos públicos, no faltan las caras “alargadas”, o respuestas de este tipo: “nona… no vayas pues a querer incidentar, a crear problemas, a meter cizañas… te voy a explicar como va la cosa… esto puede quedar entre amigos”.
A los responsables de administrar lo público no les gusta que se les recuerde constantemente su deber, de que lo público no es suyo. A ellos, no les gusta que se le “pille” in fraganti. No quieren que sepan que usaron el auto del Estado para llevarle a los chicos al colegio, que tienen un policía público como si fuera su guardia privada, que usaron los viáticos para pagar la luz de su casa, o que se entregó una platita al amigo en conceptos de “honorarios profesionales”, mientras que bien podría haberse pagado a una persona más capacitada. En fin, miles de ejemplos que muchos conocemos. 


LA CULTURA DEL “NO CUESTIONAR”

Lastimosamente, en Paraguay no hay una cultura de la transparencia administrativa, no existe una cultura de “rendición de cuentas”, una cultura de “cuestionar” las acciones ajenas o de dejar en claro la utilización de los “fondos públicos”. Si vos, periodista o ciudadano mortal, intentás cuestionar el accionar del empleado público, sea de bajo o alto rango, es como si quedaras como el “traidor” de la patria. 
Prácticamente, en Paraguay no tenés derecho a pedir cuentas del uso de lo público. 
Si por ahí se te ocurre ser el “legalista”, el que querés saber “todo”, inmediatamente surgen las trabas. 
Allí los empleados públicos comienzan a generar sus caras de “víctimas”, y comienzan sus manías de persecución contra su “accionar público”.


FALTA DE TRANSPARENCIA

Hay una verdadera cultura de ocultar las acciones públicas cuando éstas no son del beneficio de todos. 
Si intentás cuestionar las “malas acciones” del Estado, te tachan como persona “no grata”, o de querer ensuciar innecesariamente al funcionario público.
En Paraguay, ni se te ocurra denunciarle al corrupto, porque la lección del entorno es que “te puede ir peor”.
Muchos quieren que seas su “amigo”, o sea, quieren que formes parte de su círculo de “impunidad”, para que la “verdad” no se sepa.
Para colmo, algunos funcionarios públicos intentan crear un “falso remordimiento” de que habrá un castigo a tu acción de “denuncia”, y paulatinamente, se van cargando algunas amenazas o amedrentamientos en tu contra.
Si osás desairarle o descubrirle en falta, debés mentalizarte que nunca más te va a hablar (que es el castigo más liviano). Si la represalia es peor, incluso tu propia vida podría estar en juego.


TENTACIONES DEL PODER

Si te animás a encubrirle el funcionario público, puede llover algún premio. 
Incluso, la generosidad podría estar a la orden del día contigo, y si hay suerte, podrías ligar algunos fajos.
Para muchos funcionarios, no existe inconveniente alguno en comprar el silencio cómplice como sea (a “platazo limpio” incluso).
Me imagino que las personas que tienen algo de dignidad –un artículo de lujo que casi no se encuentra–, no aceptarán semejantes tratos.
Pero tampoco quiero pecar de ingenuo. Cuando legítimamente corresponde cobrar 4 millones por un servicio, a veces, se puede cobrar 20 millones. 
¿Por qué? No hay que ser doctor para saber la respuesta, porque finalmente “todo puede quedar entre amigos”.
Claro que es más cómodo llevarte más billetes al bolsillo y dejarle sufriendo al resto.
¿A quién no le gusta el “regalito” adicional? ¿Quién no sueña en tener un autito, una casa más linda, un televisor HD o un largo etcétera de regalos mensuales? 
Todo esto puede financiar la “amistad” pública, o sea, el dinero del Estado. Qué más da.


RIESGOS DE LA DENUNCIA

Sin embargo, si te arriesgás a dejar al descubierto al “funcionario público”, a demostrar que utiliza los fondos públicos para beneficios personales, este “personaje”, este fulano que a toda costa quiere ser “amigo”, será capaz de caerte con todo el peso de la ley. 
E incluso, si puede lograr involucrarte más en el asunto, mejor todavía.


FALTA DE CONCIENCIA DEL BIEN PÚBLICO

El bien público, el bien del resto de los mortales, sigue siendo una "cuestión de segundo plano" cuando el funcionario público tiene la panza cargada. 
Entonces, ¿qué pasa cuando solo uno lleva más billetes y el resto no? Que se joda el resto. Así de sencillo. El paraguayo tiene una pilleza consuetudinario, la viveza de pensar que llegó primero al festín de lo público y que por eso, todo le pertenece.
El funcionario público paraguayo, como primerizo del banquete, se arroja todo el derecho de tomarse la bebida, a total descontrol y discreción. 
Total, como llegó primero, todo es suyo y con toda la ley. 
Entonces, ¡a disfrutar del festín se ha dicho! Por algo dice el refrán: “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”.
¿Y el resto de los mortales? Que se joda, porque no llegaron a tiempo para la farra.
Y así nos va como paraguayos. Mientras vos estás trabajando como burro, el otro está “morfando” el patrimonio del Estado, porque consiguió con “orgullo” ser más caradura que vos. 


Foto:  Primates disecados en el museo de Itaipú Binacional.

Ciudad de Hernandarias, Paraguay.

Créditos: Sergio Noe.


Publicación del Domingo, 1º de enero 2012

1 comentario:

  1. Sergio. La verdad felicitaciones excelente el articulo un descriptor fiel de la realidad de Paraguay ahi se vive el egoísmo en su máxima expresión una verdadera miseria humana el paraguayo que esta en el poder político mejor descripto imposible. reciba una abrazo de este compueblano inmigrante por culpa de estos corruptos.

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